Hola a tod@s!!
Hoy cuento con la colaboración de un amigo para la siguiente entrada. (Diego Mardones)
Se fue como otros muchos fuera de España a encontrar un futuro mejor. Ahora trabaja como arquitecto en la ciudad de los rascacielos.
Y quién mejor que él para mostrarnos lo que verdaderamente es New York y relatarnos lo que el turista no vé.
¡¡Tomen asiento porque empieza la función!!
«Cien veces he pensado que Nueva York es una catástrofe, y 50 veces que es una hermosa catástrofe» (Le Corbusier)
La ciudad más famosa del mundo, una de las tres metrópolis más grandes del planeta, el mayor núcleo cultural y artístico del último siglo, centro de la economía mundial, símbolo del capitalismo… Pocas obviedades se pueden decir que no se sepan sobre esta magnífica ciudad, sin embargo el vivirla desde dentro con la experiencia adquirida durante estos cinco apasionantes meses me permite el lujo de añadir un extra a lo que todo el mundo sabe.
New York es una de esas ciudades que a todo el mundo le gustaría visitar al menos una vez en su vida. Si te ofrecen ir a visitarla, no lo dudas, y si se te presenta la oportunidad de ir a vivir allí, ni te lo piensas. La «ciudad que nunca duerme» ha sido el gran catalizador de jóvenes artistas, talentos y pasiones en los últimos 100 años, y que mejor que eso para dejarse llevar por el desbordante desorden e ingenio de esta jungla urbana.
La primera vez que uno llega a Nueva York no puede evitar sentirse embriagado por esa mezcla de percepciones que para bien o para mal no te deja indiferente. La salida por primera vez de la estación de metro en Bryant´s Park frente a esos megalómanos rascacielos, la ascensión al Rockefeller Center con su ascensor de vidrio, el paseo en barco por el río Hudson… son experiencias únicas que recuerdas para siempre. Pero Nueva York no solo es pasear por la Quinta Avenida, perderte en el East Village, descansar en Central Park, disfrutar en Broadway… Nueva York es sobre todo la ciudad de las oportunidades. No todo es oro en la capital del consumismo mundial, pero si algo se puede destacar de esta ciudad es que al menos te da esa oportunidad. Un joven arquitecto como yo, que no es sino uno más entre tantos y tantos millones de neoyorquinos, tiene la suerte de poder compartir al menos el mismo escenario que inspiró el EmpireStateBuilding, el edificio Seagram o el Guggenheim Museum.
Como todas las cosas realmente importantes en esta vida llevan implícitas grandes dificultades o esfuerzos, esta no iba a ser menos. Para poder instalarse aquí hay que superar un interminable laberinto de trámites burocráticos que parece que no acaban nunca, pero que sólo son la antesala de algo bueno que está por llegar. En estos primeros meses en Manhattan se aprende a valorar lo que poquito a poco vas consiguiendo, que si una cuenta en el banco, un contrato de teléfono, dominar las líneas de metro que usas, y algo que merecerá capítulo aparte, la búsqueda de apartamento. Dicen que en New York hay tres cosas difíciles de encontrar y mantener: el trabajo, la pareja y el apartamento. Sin lugar a dudas, la búsqueda de apartamento es la primera prueba de fuego tanto para el visitante como para el neoyorquino de toda la vida. En este juego inmobiliario en el que parece que una simple habitación solo está al alcance de los más ricos, la satisfacción final de encontrar algo acorde a tu alcance y que determinará tus movimientos en la ciudad es la primera bocanada de optimismo para afrontar tu estancia cara a cara a la ciudad.
Continuará….
Written by Diego Mardones, Junior Architect
at Eco Team Contracting Inc., New York
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